Urbanas
¿Señor,
señor, ¿me podría poner una estrella en la cabeza?
No quiero un tatuaje, ni un dibujo en tinta
china.
Quiero la luz para ver colores y palabras
y el mundo después de tanta ausencia.
¿ Cómo será la palabra con su canto?
Quiero ver graffiti en las paredes
sensuales, provocadores, de colores agresivos
y textos incomprensibles.
La luz de mi estrella lee en la pared
“ Titi, te
amo para siempre” al lado de un
jeroglífico
de azules y turquesas con carmines
de carmenes
pasadas de moda, ya olvidadas.
Alguien
tiró un aerosol por la ventana
de ondas
gigantes, espaciales.
Y se han
dibujado como en espejos enfrentados
otras
imágenes: una calesita, un malabarista,
un caballo
que puede bailar como en un circo
Y dos
leones gigantes con nombre propio:
Franco y
Gianluca ( Quizás esté en Italia)
Mientras
los leones rugen en signo de pelea
y Titi se
lee feliz y enamorada,
llegan unos
hombres con altas escaleras
tachos,
brochas y pintura blanca;
con rapidez
profesional, matan a los leones
enlazan al
caballo y lo atan al poste
y a Titi le
dicen: “ Andá para tu casa.”
A medida
que crece el blanco puro y duro,.
el
malabarista cae al suelo y los avioncitos,
los autos
de carrera y los patos amarillos
huyen de la
calesita.
Cuando
terminan, mi estrella se ha apagado,
pero no me
resigno y sigo el camino donde
pintan
estrellas en la frente y entonces conocés
palabras
nuevas y leones con nombre propio,
calesitas
antiguas y alguna carmencita dormida
por el tiempo,
que capaz era una intriga.
agosto de 2013 R. Saporiti
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