martes, 19 de noviembre de 2019

Balada matutina en el microcentro.


Cubre una luz tristísima la calle,
dolorosas lagunas se dan vuelta y se tapan con mantos de tierras lejanas.

Crecen los olvidos desde el asfalto y derraman palabras y forman arcos romanos y triunfales contra la luz rectangular del cielo.

Mientras suceden los trabajos de apariencia, veloces y traumáticos,
cataratas de brisas se deslizan por los cables, horadan el espacio con su vuelo, juegan y confunden las conversaciones del banquero y su cliente,
conectan  el teléfono a la oreja de la luna Vulcano y trágicos rumores
desnudan  los oídos: han estallado las flores de la primavera.

Los pétalos traspasan las narices, ojos y bolsillos
_de los desprevenidos transeúntes, causando innumerables inconvenientes
al normal desarrollo de los negocios_ se lee en las portadas de los diarios.

Los funcionarios, perdida la razón por aroma a jazmín y risa de llanura,  
mujeres  paganas y chicos desnudos corriendo por la arena, mueren de amor en la cintura de la playa...

 Ahora hay una luz muy delicada que ilumina los contornos  
 y mundos vestidos de amarillo por el sol que abraza y canta.
.


                                                                                            R. Saporiti.

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